Una rápida conexión a Internet, telecomunicaciones inalámbricas, o las transacciones virtuales, son solo algunas de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) que rápidamente están cambiando nuestra vida diaria. Teóricamente, todos pueden acceder a las TIC desde cualquier lugar. Sin embargo, existen disparidades en términos de acceso y uso de las nuevas tecnologías que combinadas con desigualdades sociales preexistentes producen nuevas formas de exclusión social. La denominada brecha digital evita que los grupos vulnerables puedan acceder a la información y puedan usar servicios tecnológicos para su crecimiento personal y desarrollo profesional. En este sentido, la educación continua a través de las TIC se convierte en una prioridad para ayudar a quienes se encuentran socialmente excluidos a adquirir las competencias necesarias para formar parte de la sociedad del conocimiento y la información.