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  1. El rol del proveedor de elearning como socio experimentado. Si logramos posicionarnos como expertos capaces de brindar una mirada fresca e innovadora a los procesos de formación estamos cumpliendo con el aspecto más valorado por los clientes. Demostrar que tenemos el conocimiento didáctico y específico que requiere cada negocio junto con la experiencia necesaria en la industria del e-Learning para brindar un soporte adecuado durante el proceso de desarrollo es un aspecto fundamental. De esta manera, el cliente se siente acompañado y comprendido en su problemática y necesidades de formación.
  2. Comprensión de la complejidad de un proyecto de e-Learning. Esto tiene mucho que ver con el conocimiento y la experiencia que mencionábamos anteriormente. Un conocimiento profundo acerca de los aspectos didácticos del desarrollo del contenido e información relevante de acuerdo con la realidad particular de cada organización permite desarrollar soluciones eficientes. Es poco probable que un cliente satisfecho con el servicio que recibió decida cambiar; por esta razón, es muy importante poder aportar un material de calidad, y principalmente, acorde con las características únicas de la empresa.
  3. La capacidad de planificación y cumplimiento de plazos. Si bien debemos reconocer que existen múltiples variables que pueden incidir en el desarrollo de un proyecto, gran parte del profesionalismo de un proveedor radica en su capacidad para planificar y gestionar un proyecto en tiempo y forma. Por eso, resulta fundamental el rol del Project Leader, cuya tarea es organizar, prever y administrar los resultados como así también los tiempos en cada etapa a fin de evitar diferencias radicales entre lo pautado en la etapa pre-consumo y el producto que se entrega posteriormente.
  4. Flexibilidad para enfrentar inconvenientes. El desarrollo de productos educativos en e-Learning requiere, por un lado, una determinada expertise por parte del proveedor y, por el otro, diferentes etapas de negociación que involucran tanto al proveedor como a los inversionistas para validar el contenido (entiéndase contenido como conocimiento, destrezas, etc) que se busca impartir. En este sentido, se valora tanto la disposición del especialista en e-Learning para resolver posibles problemas en cuanto al curso como su «paciencia» y flexibilidad para desarrollar conjuntamente con el cliente el producto deseado.
  5. Entrega de un producto de calidad. No sólo se trata de «virtualizar» el contenido, sino de construir una verdadera experiencia de aprendizaje que sea innovadora, atractiva y relevante para los destinatarios del curso. Además, es preciso realizar un control de calidad serio a modo de estudio piloto y, una vez implementado el curso, ofrecer un soporte a posteriori que permita actualizar y mejorar aún más el producto.


Conclusión

Experiencia, conocimiento, capacidad de planificación, flexibilidad y soporte son las cualidades que buscan nuestros clientes durante el desarrollo de un producto de e-Learning. La clave esencial es, entonces, conocer nuestras potencialidades como proveedores, evaluarnos y superarnos para poder ofrecer lo que se espera de nosotros y más.


Bibliografía

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