Justo cuando comenzaba a definir claramente las características del aprendizaje social y el aprendizaje colaborativo, entendiendo cómo se relacionan y complementan, me encuentro con dos nuevos términos asociados que me invitan a seguir hilando fino en este tema. El aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colectivo se presentan como dos nuevas formas de aprendizaje basado en la comunicación, el intercambio y la construcción del conocimiento junto con otros individuos.
Revisemos algunas definiciones:
Aprendizaje cooperativo es una estrategia de enseñanza en la que grupos pequeños conformado por estudiantes con diferentes niveles de destreza, realizan distintas actividades para mejorar su entendimiento acerca de un tema. Cada miembro no es solo responsable de su propio aprendizaje sino también del éxito de sus compañeros. Es una forma de aprendizaje colaborativo.
Aprendizaje colaborativo es «un modelo basado en la idea de que el conocimiento puede crearse a través de la interacción y la colaboración de individuos. Está motivado por la necesidad de información y la responsabilidad de los agentes involucrados para ayudarse mutuamente (Echols, 2001, cit. por Villar, 2011)».
En la búsqueda de nuevos conocimientos y soluciones rápidas a problemas del mundo real consultamos diferentes fuentes.
Figura 1: Recursos de un individuo para alcanzar un objetivo (Adaptación de Littlejohn, 2011).
Se supone que si un gran número de personas conectadas busca resolver un problema, el conocimiento colectivo generará mayor diversidad e ideas para proponer soluciones (Keen, 2005; Surowiecki, 2004, cit. por Littlejohn, 2011). Por lo tanto, «la construcción del conocimiento podría ser más efectiva cuando un gran número de personas utilizan y, al mismo tiempo, originan el conocimiento colectivo, es decir, el conocimiento que se distribuye entre personas, máquinas, redes y objetos (Littlejohn, 2011)».
Figura 2: Red de aprendizaje personal/profesional (Adaptación de Littlejohn, 2011).
En su artículo «Connected knowledge, collective learning» (en español, Conocimiento conectado, aprendizaje colectivo), Allison Littlejohn define aprendizaje colectivo como «el proceso de aprendizaje que hace uso de este conocimiento colectivo». Según esta autora, un aspecto único del aprendizaje colectivo es que genera un nuevo paradigma para aprender en el que los individuos y «el colectivo» son indivisibles. De esta manera, se aprende conectándose, consumiendo, creando y construyendo conocimiento en conjunto con otros individuos (Margaryan, Milligan & Littlejohn, 2009, cit. por Littlejohn, 2011).
Figura 3: Axiomas del aprendizaje colectivo: conectar, consumir, crear, contribuir (Adaptación de Littlejohn, 2011).
Este enfoque se encuentra altamente influenciado y potenciado por las «tecnologías sociales» (Web 2.0) que rompen las barreras espacio-temporales y promueven la construcción de redes y la conexión para el desarrollo de conocimientos (Littlejohn, Margaryan & Milligan, 2009, cit. por Littlejohn, 2011).
Figura 4: Aprendizaje colectivo: uso de comunidades y fuentes de conocimiento («el colectivo») como recursos para alcanzar un determinado objetivo (Adaptación de Littlejohn, 2011).
Comprender los procesos de aprendizaje colectivo, los factores que lo potencian así como también la emergente naturaleza de las prácticas colaborativas para la construcción del conocimiento nos permitirá planificar, estructurar y gestionar este tipo de prácticas a fin de (1) generar más conocimientos (2) acortar la brecha entre la formación académica formal y el mundo laboral y (3) aprovechar mejor el conocimiento de los trabajadores con más experiencia para que los novatos desarrollen competencias.
La adquisición continua de conocimientos, competencias y conductas por parte de individuos, equipos y empresas es una aspecto esencial, primero, para mejorar el rendimiento organizacional y, luego, para contribuir al crecimiento económico de un país. Sin embargo, existen grandes carencias que obstaculizan la implementación de propuestas de formación en el ámbito empresarial.
Distintas herramientas sincrónicas y asincrónicas, recursos como podcasts y webcasts, comunidades de aprendizaje y sitios colaborativos como YouTube y Wikipedia son todos medios para impartir contenidos educativos en la actualidad. La recreación de situaciones de aprendizaje presenciales a través de Internet busca no solo asemejarse a la realidad sino también superarla en términos de dinamismo, flexibilidad y personalización. En este artículo, presentamos un claro ejemplo de la innovación permanente en el aprendizaje virtual: SLOODLE.