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Mayra Villar | noviembre 15th, 2010

Chatear o no chatear: ésa es la cuestión

Desafío 1: Herramientas de comunicación disponibles e instruccionalmente efectivas

  • Es importante saber qué tipo de herramientas (sincrónicas y asincrónicas) podemos realmente utilizar en nuestra propuesta formativa, su factibilidad de implementación, las ventajas y desventajas de cada una, qué objetivos instruccionales soportan y qué porcentaje de todas las actividades del curso van a representar.


Desafío 2: Objetivos a alcanzar

  • Todo curso de e-learning busca alcanzar por lo menos uno de los siguientes objetivos:
  • 1. Aumentar la disponibilidad de experiencias de aprendizaje para estudiantes que no pueden asistir o bien, eligen no asistir a clases presenciales.

    2. Organizar y distribuir contenidos de aprendizaje instruccional de una manera económicamente más efectiva.

    3. Atender las necesidades de formación de un gran número de usuarios (Schlager, 2004:91).

  • Sin embargo, así como no podemos decir que todos los cursos alcanzan estos objetivos tampoco podemos decir que todas las herramientas de comunicación recrean o suplen efectivamente una interacción cara a cara entre el educador y los estudiantes. Tenemos que dejar que los objetivos del curso y el conocimiento acerca de las potencialidades de estas herramientas guíen nuestra decisión de incluirlas o descartarlas como actividades.


Desafío 3: Características de los participantes

  • En el diseño de entornos de aprendizaje a distancia subyacen problemas aún más complejos que las limitaciones temporales, geográficas y tecnológicas. Las diferencias entre estudiantes, las preferencias pedagógicas, la experiencia y actitud del tutor son también aspectos decisivos (Schlager, 2004:92) que inciden en el tipo de razonamiento y respuesta y, en consecuencia, en la forma que se utilizan las distintas herramientas.


Desafío 4: Sensibilidad para evaluar progresos y detectar la necesidad de adaptación

  • Necesitamos saber qué información retienen los estudiantes (por ejemplo, datos de una videoconferencia, comentarios en los foros, etc.); qué significado se le da a la información (por ejemplo, en el caso de las discusiones ya sea por chat, como actividad paralela de un webcast, o en una videoconferencia, ¿distinguen los estudiantes entre suposiciones y hechos? O bien, ¿tienen los comentarios de los compañeros la misma validez que las aseveraciones del tutor?). También, debemos considerar cómo se utiliza el conocimiento a lo largo del curso (por ejemplo, a través de tareas de reflexión, análisis, transferencia o una mera recepción de datos) y cómo una sesión en particular se inserta en el contexto general del curso.
  • Estas preguntas son importantes en cualquier entorno educativo, ya sea virtual o presencial, pero adquieren especial relevancia cuando se busca diseñar nuevas formas de interacción en línea, que requieran el uso de múltiples canales sensoriales y cognitivos por parte de los estudiantes (Schlager, 2004:96).


Desafío 5: Flexibilidad y creatividad

  • No podemos obviar las diferencias que existen entre la interacción cara a cara y la comunicación virtual. En esas diferencias está la clave para encontrar nuevas alternativas que aumenten tanto la productividad de los participantes como la eficacia de las reuniones a medida que aumenta el uso de tecnología y modos de comunicación en línea.
  • A modo de ejemplo, Tatar, Gray, and Fucso (2002, cit. Por Schlager, 2004:96) sugieren que muchos factores podrían contribuir a la habilidad de involucrarse y formar parte de discursos efectivos en seminarios en línea con modalidad sincrónica a través de un chat. Estos factores incluyen la estructura del contenido, la presencia de un facilitador que atienda problemas tecnológicos y procedimentales, la experiencia pedagógica y técnica del tutor, la experiencia de los estudiantes con el sistema y si la participación en dicha actividad es obligatoria o voluntaria.


¿Puede asegurar la combinación de pedagogía y tecnología la concreción de los resultados de aprendizaje esperados? ¿Cómo podemos crear un entorno de aprendizaje virtual capaz de superar las limitaciones prácticas y emular las dimensiones motivacionales y sociales características de las interacciones cara a cara? Aunque la tecnología permite experimentar con nuevas formas de comunicación, ésta no garantiza la transmisión y adquisición de conocimientos, el acompañamiento del profesor ni la participación activa y responsable por parte de los estudiantes. Creo que es necesario, entonces, concentrarse en diferentes formas de afrontar estos desafíos que incluyen desde una evaluación exhaustiva de las herramientas disponibles hasta una profunda sensibilidad, expertise y vasto conocimiento acerca del contexto formativo y sus participantes.


Bibliografía

  • Schlager, M. (2004). Enabling New Forms of Online Engagement: Challenges for E-learning Design and Research (en español, Facilitando nuevas formas de interacción en línea: desafíos para el diseño de e-learning y la investigación) en Learner-centered theory and practice in distance education. Cases from higher education (2004). Lawrence Erlbaum Associates, Publishers. New Jersey, USA.

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